El Tai Chi es una disciplina cuyos orígenes se remontan a la antigua China. Esta disciplina ha sido nutrida a lo largo de muchas generaciones, destacando como principales fuentes: la aportación filosófica de los principios metafísicos contenidos en el Taoísmo (aspecto místico), la aportación del campo de la medicina terapéutica y preventiva (aspecto sanitario e higiénico), y la aportación de la experiencia en el campo de batalla (aspecto marcial). Este múltiple enriquecimiento convierte al Tai Chi en un depósito de la cultura china, tesoro universal y verdadera herramienta para el desarrollo y transformación personal, por cuanto permite fortalecer la estructura física y regular las funciones orgánicas, aumentando notablemente la capacidad y la calidad en la realización de las tareas ordinarias, con el consiguiente ahorro de energía y bienestar personal.
En cuanto a los efectos psicológicos, proporciona una relajación consciente y una mayor y mejor percepción de todo el proceso vital que ocurre en uno mismo, tanto a nivel fisiológico como a nivel emocional e intelectual.
En su apreciación más externa, el Tai Chi Chuan puede describirse como un conjunto de técnicas y coreografías (tradicionalmente conocidas como formas), que abarcan la práctica individual, ejercicios con un compañero y práctica con utensilios o armas.
Durante la práctica se observa un continuo flujo de movimientos de concentración y expansión que, gracias a su lenta ejecución, permiten a las articulaciones y fibras corporales desarrollar su elasticidad, fuerza y flexibilidad, e incorporar la mente y el espíritu en un movimiento de integración total que abre la puerta de la salud. La respiración se adecua a los movimientos hasta fundirse en un gesto, que llena de una armónica e intensa emoción de paz toda la escena. Esta experiencia puede ser vivida tanto por el propio practicante de Tai Chi como por aquel que lo contemple.
En este nivel el Tai Chi revela su aspecto artístico, en el cual el que lo ejecuta encarna un sentimiento que podría traducirse como gozosa serenidad en la acción, comunicando este estado de viva emoción al espectador. Una de las características y ventajas que el Tai Chi aporta es que además de poder practicarse a lo largo de toda la vida, uno puede iniciarse en su practica a cualquier edad y en cualquier nivel de condición física.
Cada vez mayor número de personas en todo el mundo practican el Tai Chi, por motivaciones tan distintas como: la del obrero o el estudiante que desean despertar su vitalidad y concentración, antes de la Jornada laboral o escolar; el deportista que necesita mejorar la psicomotricidad; la mujer para prepararse física y psíquicamente antes y después de dar a luz; o el músico para encontrar la conexión y la calma antes y después de un concierto, etc.
Es importante resaltar que la práctica del Tai Chi y el estado de consciencia que aporta no constituyen una huida de la realidad, por el contrario otorgan un especial estado de alerta, con una conciencia simultánea de lo que solemos llamar interior y exterior. Hemos podido constatar cómo personas que estaban tomando medicación por desequilibrio emocional o a causa de dolores derivados por un defecto postural o post-traumático, reducían considerablemente la ingestión de fármacos. Cada vez son más las clínicas que incluyen el Tai Chi entre los métodos terapéuticos coadyuvantes, y más los médicos que lo recomiendan, para la regulación de las principales funciones corporales (elaboración, distribución y almacenamiento y eliminación).
Es labor del instructor guiar el proceso de cada practicante de Tai Chi, facilitando el reequilibrio físico y emocional. En el caso de una persona extremadamente extrovertida la práctica le otorgará una compensación al ampliarle la percepción armónica de su proceso interno; para aquellas personas tímidas e inhibidas el Tai Chi se convertirá en una herramienta de contacto consigo mismo y con los demás en un proceso de liberación de su capacidad de comunicación.
Desde el año 1986 hemos incorporado la práctica del Tai Chi Chuan a las disciplinas que ofrecemos, tanto en el centre UMA de Oliva como en colegios, institutos y centros deportivos y asociaciones en todo el territorio nacional. A lo largo de todos estos años, hemos tenido la oportunidad de entrenar bajo la dirección de verdaderas autoridades mundiales en esta materia. En la actualidad continuamos nuestra formación a través del Profesor Ferran Bonet, Entrenador Nacional, Cinturón Negro Cuarto Nivel de Kung Fu.
El Tai Chi UMA es un sistema completo, que basa su eficacia en reconocer lo natural como fuente de salud y bienestar.
Lo natural ayuda a prevenir, recuperarse, mantenerse y desarrollarse.